Tratar el dolor de Aquiles
El dolor de Aquiles (más específicamente, la tendinitis de Aquiles) es una dolencia común en los corredores y algunos atletas. Los músculos de la pantorrilla cansados o doloridos transfieren demasiado trabajo al tendón de Aquiles, lo que provoca que se inflame. Aumentar el kilometraje demasiado rápido (corredores) o simplemente sobreentrenar son dos de las principales causas. Otra causa es estirar incorrectamente los músculos de la pantorrilla después de correr o hacer ejercicio. Si comienza a sentir algún dolor en el tendón de Aquiles, deje de hacer lo que esté haciendo y descanse. Se puede aplicar hielo para ayudar a reducir la inflamación, así como ibuprofeno. Un rodillo de espuma también es una buena idea para trabajar los músculos de la pantorrilla y el tendón de Aquiles, así como el Férula nocturna Swede-o deluxe que está diseñado para ayudar a aliviar el dolor y las molestias asociadas con la tendinitis de Aquiles. Sin embargo, si el dolor persiste después del reposo y el autotratamiento, consulte a su médico. Un dolor bastante intenso podría ser un indicio de un desgarro o rotura del tendón de Aquiles.
La forma más sencilla de ayudar a reducir las posibilidades de tendinitis de Aquiles es fortalecer los músculos de la pantorrilla elevando las pantorrillas en escaleras, un bordillo o cualquier otra superficie elevada. Párese sobre las puntas de los pies con las piernas estiradas. Deja caer los talones y cuenta hasta 10. Incorporar el descanso en tu programa de entrenamiento también es clave. Cuando se recupere del dolor de Aquiles, vuelva a hacer ejercicio y aumente gradualmente su nivel de actividad. Evite actividades como correr colinas que aumentan la carga de tensión ejercida sobre el tendón de Aquiles. Estirarse a diario, incluso los días en los que no corres ni haces ejercicio, es una gran idea. El entrenamiento combinado con otra actividad de bajo impacto (como andar en bicicleta o nadar) es otra excelente manera de mantener un cierto nivel de condición física sin aumentar el riesgo de volver a lesionarse el dolorido tendón de Aquiles. Si este es un problema recurrente, comprar un nuevo par de zapatillas de entrenamiento puede marcar una gran diferencia. Reemplazar los zapatos viejos y desgastados es imprescindible. Considere visitar una tienda especializada en correr para encontrar el calce adecuado para sus necesidades específicas.